Estar en una ciudad que no es la mía siempre tiene un algo de romántico, de diferente, que me hace tener ganas de escribir, como si quisiera reventar para convertirme en palabras. Sin embargo, también me sucede a menudo que un halo de nostalgia se instala a mi alrededor y me acompaña durante todos los días que estoy fuera, por muy bien que me lo pase, por una razón que no acierto a comprender del todo.
Esta tarde, viendo la lluvia cayendo con fuerza sobre la acera, me sentía muy feliz y muy triste a la vez; quizá son cosas de la adolescencia, pero me he puesto a pensar en mi futuro, en lo que quiero hacer con mi vida y en todo lo que puede pasarme. He llegado a la conclusión de que no importa lo que pueda ocurrirme mientras disfrute con lo que haga, pero al mismo tiempo me da miedo no poder llegar a ser todo lo que quiero ser, tanto en el sentido profesional como en el personal. ¿Alcanzaré todos mis objetivos, todas mis metas? ¿Será eso remotamente posible? ¿O dentro de unos años, mirando al pasado, pensaré en todo aquello que quería y, al ver que no lo he logrado, me diré que solo eran tonterías de adolescente?
Planteándome la felicidad me he preguntado cómo es posible que el simple hecho de ver el casco antiguo de una ciudad en pleno diluvio me haga tan feliz, y cómo un comentario, o una conversación, me hunden hasta el punto de querer acabar con todo. ¿Cómo puede ser que siendo, en principio, los "seres superiores" de este planeta, seamos tan frágiles con ciertas cosas? ¿Cómo podemos quebrarnos con la facilidad de una caña de bambú, moviéndonos a un lado y a otro, a merced del viento, hasta que, inevitablemente, nuestra flexibilidad se resiente y nos rompemos?
Me gustaría ser una de aquellas personas fuertes. Que no se dejan vencer por nadie, que siempre saben cómo salir adelante y que luchan con todas sus fuerzas por lo que desean, sin que les tienten las comodidades o los sentimientos, porque saben que lo que hacen es lo correcto y lo que les llevará a la felicidad. Me gustaría tener esa sonrisa de seguridad y confianza en sí mismos que tienen algunos y que tanto envidio.
Quizá en un futuro pueda ser así, pero si no empiezo por cambiar el presente, nada podré hacer con el tiempo. Quizá sea mejor empezar a plantearse el futuro desde ahora, para que cuando este se convierta en presente y mire hacia el pasado, vea que tengo lo que quería, y no solo aquello a lo que he podido llegar con facilidad.
Quizá en un futuro pueda ser así, pero si no empiezo por cambiar el presente, nada podré hacer con el tiempo. Quizá sea mejor empezar a plantearse el futuro desde ahora, para que cuando este se convierta en presente y mire hacia el pasado, vea que tengo lo que quería, y no solo aquello a lo que he podido llegar con facilidad.
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