sábado, 12 de enero de 2013
Esa coraza rota.
Para bien o para mal, su coraza se había roto hacía ya un tiempo. Antes había pocas cosas capaces de hacerle daño; en realidad, muchas se lo hacían, pero pocas conseguían que mostrara ese dolor a los demás.
Y, sin embargo, de un tiempo a esta parte parecía que todo había cambiado. Ahora no era tan fácil reír cuando tenía ganas de llorar; ahora no siempre era capaz de defenderse con un buen ataque. Los defectos que tanto odiaba, pero en los que antes apenas pensaba, de pronto salían a la luz, y relucían tanto que casi dañaban la vista. Por mucho que intentara cambiarlos, cambiar ella misma, ser una persona mejor e incluso una persona distinta, no lo conseguía nunca. Al final, tras unos días, unas semanas o unos meses, se daba cuenta de que había vuelto a ser la misma; la misma imperfección andante que siempre había sido, y al parecer siempre sería.
Si aquella coraza se hubiera roto cuando estaba sola, todo habría ido mucho peor. Pero se había roto por alguien, y afortunadamente ese alguien seguía a su lado. Aunque, ¿por cuánto tiempo? ¿Y si ese para siempre prometido se quedaba en simple promesa? ¿Y si la rosa que tenía en su escritorio marchitaba, llevándose con ella la historia que guardaba? ¿Qué haría ella entonces? Solo de pensarlo, trataba de volver a imaginarse protegiéndose de todo el mundo, riendo a veces y sin llorar nunca. Pero no podía; ya no era la chica que una vez fue. Seguía siendo ella misma, pero el tiempo y lo ocurrido durante el paso de éste la había cambiado en muchos aspectos. A pesar de todo lo que pudiera pasar, no quería volver a ser la de antes. Quería seguir siendo quien ahora era. Pero por encima de todo quería a esa persona siempre a su lado. Y esa era una promesa que nadie podía hacerle con total seguridad; por eso, suponía, estaba tan asustada.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Tu felicidad no puede dependr nunca de nadie. Nunca, Marta. La única persona que estará contigo siempre eres tú.
ResponderEliminar¿Sabes qué? Las personas se enamoran de las imperfecciones, así que no te castigues. De verdad.
Y no vivas detra´s de una coraza, sé lo jodido que es. Déjala en casa y que te rompan, te construyan y así... Porque eso es la vida. Los altibajos son la vida.
Me ha encantado la entrada.
Un fuerte abrazo.
No había visto hasta hoy este comentario, cuando he pasado a revisar mi viejo y abandonado blog... Y te lo agradezco muchísimo. En este momento, era justo lo que necesitaba.
EliminarGracias. Un abrazo.